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Ya sabes, el agua bendita en Taiwán (Formosa), en realidad es agua de la tierra. Cuando fui allí por primera vez, compré el terreno, no había agua, ni electricidad, ni árboles, nada. Plantamos muchos árboles, por lo que necesitábamos mucha agua. Cavamos pozos, muchos pozos. E hicimos un contenedor grande, un depósito. […] Originalmente hice el arroyo para los niños porque les encanta venir. […] Y una vez terminado el corte de la cinta, todos los adultos saltaron y tomaron agua y bebieron. “¡Oh, que bendición de la Maestra! ¡Bébela toda, bébela!” ¡Oh, qué barriga tan grande! […]
